jueves, 21 de julio de 2016

El hombre que cerraba (color caramelo oscuro)

Creo que están muertas, en definitiva. Y me preocupan, sí. Me preocupa despertarme en un lugar que está colmado de mis olores corporales, un lugar blanco con espacio suficiente, y que esté el piso lleno de pulgas
muertas.
Me parecen todas iguales, están todas quietas con ese color caramelo oscuro, con ese tamaño increíble. Podrían estar desmayadas, podrían estar durmiendo. Podrían estar fingiendo. ¿Fingen
los animales?
Sí, hay varios casos documentados.
Las toco. No pasa nada. Es como tocar granos de arena. Y no les encuentro utilidad. Y me da pena porque son un montón y se debería poder hacer algo con ellas. Aprieto la mano entre ellas y el piso y se me quedan pegadas algunas a la mano. No parecen feas o agresivas así. No parecen dañinas. No parece que se alimentaran de sangre. No parece, de hecho, que alguna vez hayan tenido algo que ver con la vida. Capaz que se trata de una cuestión de
percepción.
Para el sordo de nacimiento, las radios no parece que hayan alguna vez tenido algo que ver con la
música. ¿Puede ser -y miro para la ventana allá arriba- que tengan un tipo de vida que yo no puedo percibir?
¿O es cierto que lo que no percibo no existe?

Suena la puerta de hierro blanca. Miro al piso, las pulgas muertas.

Silenci

Esto es un recordatori. Habla, retiene y recuerda la piedra blanca, el cero y silenci. Es extremadamente fundamental en cualquier momen...