martes, 11 de noviembre de 2014

Está bien

Está bien reconocer el cansancio. El miedo. El cansancio.
El corazón, esta nueva estratagema de guiarme por el corazón, me cansa pila. Agota y cala. Agota porque requiere REQUIERE atención, desandada, freno y nuevas impresiones, significares, resignificar RESIGNIFICAR, señalizar, simbolizar, vivires, dar vuelta las alfombras, sacarlas, quemarlas o incluso no pisar jamás. Caminar sin pisar. Imaginate eso: caminar sin pisar. Me duele la cabeza. El pecho también. Porque así como se toma la decisión de cargar con el corazón como quien carga la billetera, los anillos y la cédula, así viene el cargar con un hígado que...

¿A quién engaño? Está bien reconocer el terror. Y muy sobre todo y especialmente, reconocer la partícula infinitesimal que sigo siendo en todo el entramado vital, aún con el corazón en alto. Elevarlo y ponerlo por delante para dar todo lo que tengo y para aprender todo lo que me quede. ¿Por qué? Porque decidí, después del espiral que crece, que el corazón es la punta de la flecha. No la flecha que agujerea y corta, sino la que crea y esparce. Está bien reconocer el cansancio. El temblor. El insomnio. También está bien reconocer el amor. Las conexiones. Las aguas de donde vengo, y las que me empapan hoy. Los otros corazones en alto. Que los hay y me tejen.

Silenci

Esto es un recordatori. Habla, retiene y recuerda la piedra blanca, el cero y silenci. Es extremadamente fundamental en cualquier momen...